Amores y desengaños

El amor es uno de los estados emocionales más profundos y misteriosos de la vida, fuente de malentendidos y entendido con diferente significado por hombres y mujeres, clases sociales o culturas. El amor no constituye ninguna esencia que nos venga dada a los humanos y, como todo hecho humano, se construye y destruye.

El amor es una “enfermedad”, todo el mundo lo sabe, pero es una enfermedad sin la cual no se puede vivir. De manera que lo mejor es estar vacunado.
Uno es importante para el otro, no sólo porque los dos os queréis, sino porque tenéis cosas que deciros, cosas para hacer juntos, hacéis proyectos…
El amor está en nuestra vida como así también la sexualidad y el deseo.


Todo amor tiene una dimensión que abre las puertas al ideal, a la felicidad, a la satisfacción, a la perfección, a la completud, a la búsqueda de la media naranja, la otra mitad. Y esto es válido también entre parejas del mismo sexo. El objeto de amor es un objeto idealizado, “tiene lo que me falta” y es evidente que el narcisismo está presente.

Decíamos El amor, pero no hay amor en singular, sino más bien amores, de diversos tipos. Para cada sujeto el amor puede tener un sentido diferente y podemos encontrar muchas y muy variadas pruebas de amor.
Cuando decimos amor nos referimos a este estado por el cual le pides al enamorado, ¿qué?: Que te hable, que te escuche, que te llame, que te venga a buscar, que te acompañe, que cada día este a tu lado, que quiera tener un hijo contigo.
Para otro, amor quiere decir tratar al ser amado sin ningún “miramiento”, puesto que su amor lo autoriza a todo.
Para otro, puede decir que tiene tantos “miramientos” que lo pone en lo alto de un pedestal y lo convierte en ideal.
Para otro, el que ama es el que tiene que sostener todo el peso del deseo…

Queremos que al amado nada le falte, que esté completo, pero surgen malestares, sufrimientos, síntomas, dificultades, desencuentros y desengaños en el amor.

Hoy sabemos que el amor es un fenómeno que se entrelaza en las instancias del psiquismo y este supone una elección menos libre en tanto que elegimos según la figura entremezclada del padre y la madre.
En la especie humana hay condiciones de amor que determinan para cada cual la elección del objeto amado: a un hombre no le seducen todas las mujeres o todos los hombres, necesita descubrir algunos detalles, que encuentre en el otro algo que lo conduce o que lo detiene, como el color de los ojos, una peca, su sonrisa... Y lo mismo ocurre en una mujer.

Cuando se hace todo por el otro, consientes en todo lo que él quiere y no pones límites a las concesiones que puedas hacerle, te entregas en cuerpo y alma. Una de las cosas que puede pasar cuando llega el desengaño y lo vives como un abandono, como lo que hacías era por amor, puede que seas tú el que te abandones.

La mujer puede decir: “soy débil, sin ti no soy nada, espero todo de ti, sobre todo no te alejes, seré como quieras, seré tu amante, tu esposa, tu hermana, tu madre, tu amiga, seré todo para ti, pero con la condición de que me ames”.
La mujer que se da toda a cambio de amor y acepta entrar en la relación planteando: “si me abandonas me muero y si no me abandonas me pierdo a mí misma, pues me convierto en ti”. Si se da, la perdida de amor toma un efecto depresivo porqué cree perder parte de sí misma.

A veces, si quiere separarse, aunque le de explicaciones, quiera negociar, quiera hacerse cargo de los hijos, quiera pagar, el otro lo rechaza porque no tiene ningún valor si le falta ese hombre o esa mujer. Y todos sabemos de la venganza de destruir, de matar lo que el otro tenga de más preciado y de sacrificar lo que tenga de más estima, para abrir en el otro el agujero que no podrá colmar. En ocasiones puede ser imposible llegar a acuerdos.

Cuando se quiere sostener “los dos somos uno”, como es peliagudo, posiblemente después de un tiempo de este encuentro tan intenso que te sorprende y te encanta, que te hace sentir tan lleno y contento, venga el desencuentro. O tal vez no. Pero si se da la ruptura, tal vez sientas la experiencia de la perdida y el sufrimiento, es posible que sea igual de intenso, incluso desesperado, al sentirte abandonado por el otro y abandonado por las esperanzas de sentirte bien contigo mismo, pensando que este desconsuelo será así, para siempre y por tanto incluso quieras morirte.

Y si apuestas por ti, más pronto o más tarde, otro te enamorará; esta condición que es tuya y particular que hace que quien la tiene te atraiga. “Me atraen los chicos duros”, “Los hombres que me han tratado bien no les hago ni caso” “Me han engañado las mujeres con problemas cuando las he querido ayudar” y si no te das cuenta de cuales son las fuerzas inconscientes que te empujan a la elección de la pareja tienes muchas posibilidades de escoger otra vez una persona que te haga daño.

En los temas de amor y sexualidad muchas cosas son posibles, porque cada cual es diferente. Y cuando uno pueda estar advertido, cuando más sepas de ti mismo de esto que sabes sin saber que sabes y que el psicoanálisis tiene en cuenta, en estas cuestiones y en otras, tratar de cual es tu propia particularidad, y sobre todo, cual es la diferencia del otro, te permitirá ser más libre en tu elección.

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