A veces se cree que al ’“especialista” le resultara fácil, después de algunos momentos de conversación, analizará el problema y encontrará el motivo de determinado comportamiento. De hecho, cuando se consulta ya se tienen unas ideas sobre lo que nos pasa y es frecuente buscar una confirmación de la propia manera de ver las cosas.
Sin encontrar a veces la respuesta a las preguntas, tal y como se plantean y menos aún el apoyo en el sentido de que se pide, de que se diga: “tu tienes razón”. La tarea del profesional es de ayudar primero a comprender el problema que se plantea y encontrar el sentido de lo que pasa para mejorar tu o vuestra vida.
Solamente se pueden dar consejos sobre puntos concretos o de detalle, partiendo de consideraciones generales válidas en la mayoría de los casos. Pero cuando existe un problema se trata de ayudar a captar, a percibir de donde proviene, a encontrar aquello que, en tu propia o vuestra manera de ser, es causa de un determinado comportamiento o malestar.
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