La tarea del profesional es permitir que el sujeto se comprenda y utilice en beneficio de su desarrollo, las tensiones que se dan en la vida de su grupo familiar, laboral y social.
Cuando puede confiar en alguien, cuando está seguro de su discreción, encuentra ayuda en aquello que le pasa y le hace sufrir. También son necesarias unas verdaderas ganas de salir de las dificultades.
Cuando el sujeto no puede resolver su problema o se siente impotente pero responsable por el hecho de no saber o no poder hacerle frente, se puede ver empujado a acciones y reacciones que pueden afectar tanto a su vida personal, como a las reacciones de los demás respecto a él. Y su situación emocional, psíquica y social se deteriora y se encuentra en un camino sin salida. A veces adquiere una enfermedad física, a veces se manifiestan perturbaciones funcionales para dormir, en la apetencia, dolores de cabeza. Le parece que su vida está empobrecida. Se desanima por sentirse impotente, sufre de angustia, con sentimientos de inferioridad y de culpabilidad, que le puede llevar a hacer algo contra él mismo.
La presencia de un psicoterapeuta que no juzga permite, hablando, encontrar salida. Este testimonio de sus palabras, este testimonio que le escucha, le permite descubrirse. El psicoterapeuta invita al paciente a afrontarse con palabras liberadoras, es una relación que no está contaminada por la angustia habitual que generan las relaciones cercanas con vínculos complejos. El profesional, en cambio, solo se encuentra con el paciente respondiendo a un convenio de mutuo acuerdo. Así se establece una relación diferente de todas las otras relaciones que se mantienen con las demás personas. El marco de la cura está protegido por la confidencialidad.
Las dificultades de la vida, del trabajo, la necesidad de amar y de ser amado, la perdida de los que amamos, el sufrimiento de no ser comprendido, la desesperación de no creer en los otros, ni tampoco en uno mismo, las ganas de morirse. Puede parecer abstracto pero al hablar y decir la verdad sobre uno mismo encontramos los efectos de la cura psicoterapéutica.
La vida supone tener que afrontar múltiples cambios: físicos, psicológicos y sociales. Estos cambios se producen de forma diferente en cada uno de nosotros y a menudo, a diferentes velocidades, hay aspectos que cambian más rápidamente y otros que nos conllevan más tiempo. Y también, cada vez más, las cosas son más inciertas y complejas.
Crecer no es fácil y la fuerza disponible para afrontar los cambios no siempre es la misma.
Puedes encontrarte eufórico/a alguna vez y otras desanimado/a, desorientado/a, angustiado/a e inquieto/a delante de la constante confrontación en tu vida familiar, educativa y laboral.
Si quieres vivir más de acuerdo contigo mismo/a…
Puedes pedir ayuda sino te sientes bien.
Pedir ayuda no significa que seas débil, más bien indica honestidad y valentía.
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