La dimensión de pérdidas y duelos en la adolescencia se da en sí misma, en la medida que supone una especie de muerte de la infancia.
Asimismo, puede darse la pérdida de un amigo, de una relación afectiva, un cambio de ciudad, la separación de los padres o la muerte de alguien querido, implicando duelos que alterarán su ritmo de vida e incluso pueden afectar su comportamiento.
El duelo en el adolescente suele ser más difícil por diversos motivos:
- La adolescencia en si misma es una etapa de muchos cambios, de dificultades y comporta conflictos propios de la edad.
- Aunque parezca y se crea adulto, el desarrollo del cuerpo no va siempre unido al crecimiento emocional y por tanto necesita mucho soporte afectivo para llevar el doloroso y difícil proceso de duelo.
- También hay que tener en cuenta que la adolescencia es una época de desvalorización y cuestionamiento de las figuras paternas, pero al mismo tiempo puede ser difícil separarse de ellas. Si mientras el adolescente está alejándose física y emocionalmente de ellas, el padre o la madre muere puede sentir culpa y complicar el proceso de duelo.
- A menudo el adolescente, aunque sienta emociones intensas, puede no compartirlas con nadie, porque siente que no lo entienden o porque puede sentirse presionado a comportarse de una manera determinada.
- A veces después de la muerte de su padre, de su madre o de su hermano, se le puede pedir o el mismo exigirse ser fuerte para sostener a la família, sin tener en cuenta que bastante tiene con su dolor.
Algunos adolescentes pueden evidenciar comportamientos problemáticos y preocupantes. Si se manifiestan los siguientes puntos es motivo de consulta al psicólogo.
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Síntomas de depresión
- Dificultades para dormir
- Exagerada impaciencia
- Baja autoestima
- Bajo rendimiento escolar
- Apatía hacia actividades sociales
- Deterioro de las relaciones familiares
- Práctica imprudente de deportes de riesgo. “Le mola el riesgo”
- No querer saber nada de los amigos de la infancia
- Peleas con la parella
- Conductas de riesgo, como conducir temerariamente, abuso de alcohol y drogas. Jugando al límite y va a toda velocidad
- Relaciones sexuales sin protección o promiscuas. “Sólo se vive una vez y he de vivir a tope”
- Negación del dolor