La película se desarrolla en una comunidad rural del Rajastán, gobernada por un consejo municipal formado por hombres que siguen las normas y las tradiciones ancestrales.
Es una historia sobre el deseo de cuatro mujeres de deshacerse de la opresión de las creencias patriarcales. Cuatro amigas, en situaciones muy diferentes, dan una visión de la posición de la mujer ubicada en el lugar de la servidora y de objeto sexual.
Las cuatro mujeres protagonistas: Rani, viuda y madre del joven Gulab. Laijo, la esposa maltratada. Bijli, bailarina y prostituta. Y Janaki casada de un matrimonio concertado por los adultos.
Puede chocar la dimensión tragicómica tratada de manera tan divertida y lúdica, y también de como muestra, de forma clara y directa, tanto el lenguaje de las mujeres como sus hechos.
Estas mujeres inmersas en diversas escenas, entre paisajes espectaculares y situaciones particulares, con la desnudez de su cuerpo o con sus vestidos de colores intensos y con sus preguntas y reflexiones ingenuas reflejan y transmiten muy bien su energía, espontaneidad, fuerza y valentía.
La solidaridad, la complicidad y la cooperación entre ellas es el camino que escogen, aunque los roles impuestos por la sociedad, dificultan a las mujeres para poder tomar las riendas de sus vidas, mantener su independencia, leer estudiar, etcétera.
“La estación de las mujeres”, sin ser original en su temática, está en la línea del magnífico film “La fuente de las mujeres”, del cineasta Radú Mihailneau, por la unión entre las mujeres, por la capacidad de decisión, por las tradiciones ancestrales, por la pareja extranjera casada con un indio...
Estas películas dan cuenta que creencias que creemos tener superadas, quizás no son tan así y que estamos sometidos a tradiciones y a mandatos que nos cuesta dejar atrás. Aunque no es fácil, se pueden romper barreras y fronteras.
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